jueves, 5 de mayo de 2011

Culpable

Si a alguien tengo que echarle la culpa de todo… es a Fernando González Miguel (a.k.a Nando).

Sip. A él.

Culpable de haberme metido en la cabeza hace años la idea de tocar la guitarra hasta morir. Las ganas de desgastarme las yemas de los dedos de la mano izquierda día tras día, tarde tras tarde hasta terminar con ellos peladitos peladitos.

Culpable de haberme hecho perder la vergüenza con la gente, habiendo sido con él la primera vez que hablé durante un largo período de tiempo con una persona a la que admiro (siendo él el más admirado por mi, de hecho) sin esquivar miradas, sin silencios incómodos ni conversaciones forzadas, sin nervios (esfumados a los tres minutos de hablar con él, al verle entrar bien que estaban a flor de piel ^^).

Culpable de mis sonrisas con sus palabras, con sus acciones, con su actitud alocada y su risa.

Culpable de enseñarme la realidad, de demostrarme que aquí todos somos iguales.

Culpable de despertar mis ganas de dibujarle cada dos por tres. Ciertamente, no porque sea él, sino porque sus poses son demasiado vivas y es imposible ignorar la llamada de la foto y aguantarse las ganas de dibujar rock.

Así es, él es el puto rock and roll en persona. Es el sexo y las drogas. Es la noche. Es la guitarra aullando por la libertad. Es la música.

Es las ganas de disfrutar. Las de hacer disfrutar a los demás viéndole a él sintiendo.

Y, después de haberle culpado… le doy las gracias.

Siempre he dicho que Nando es una estrella (independientemente de que sea un rockstar*) que brilla con luz propia. Ts, no es así. Es el puto firmamento entero. Él es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga, tiene a los dioses de su lado. Puede hacernos sentir todo cuanto desee. Porque sí, porque tiene el don de manejar las emociones de los demás, por los menos las mías. Ninguna melodía de guitarra me había hecho llorar (ni me ha vuelto a hacer llorar que las que él hace en Por verte sonreir).

Me ha enseñado a crecer, a madurar. A valorar y a aprovechar cualquier oportunidad que se me presente. A sentir la música, a vivirla. A no dejarme engañar por las apariencias. De él he aprendido que las ganas de superación han de ser infinitas. A amar el rock and roll. A querer más. A no perder la esperanza, todo lo que tiene que llegar, llega. Me ha enseñado que componer es algo maravilloso, y que es maravilloso que él sea capaz de componer como lo hace.

Me encantaría que todos tuviéramos una parte de Nando dentro. Una parte musical, por supuesto, y otra compositora. Pero, ante todo, una parte enorme de personalidad. Porque, dejante a parte sus dotes artísticas, su mayor arte es su personalidad. Y su sonrisa, claro.

… Nando forma parte del todo de todos.
Por la sinceridad de tu sonrisa, por la sinceridad de tus ojos verdes, por la sinceridad de tus palabras… gracias Nan. Sin ti no hay magia. No hay nada.

Gracias por haberme descubierto el estupendo mundo de las seis cuerdas, acordes y púas. Por enseñarme inconscientemente que cualquier problema puede solventarse acunando una guitarruca.

Gracias por desnudarme, por quitarme el velo de la vergüenza que tan malos ratos me ha hecho pasar con esa conversación en la barra del Costello.

Gracias por estirar las comisuras de mis labios hacia arriba con tus pequeños detalles.

Gracias por haberme metido en este mundo de locos llenos de sólos, plagados de amplificadores, pedales y talk box… cargado de vida.

Gracias por dejarme vivir tú rock and roll. Te debo una cervecita y, si, ¿por qué no? Me apetece, así que lo hago… te mando un besoructo, como dirías tú :)


… “Di pene. Ahora di algo más fuerte, uuuuhhmmm, ¡testículo!

1 comentario:

Marieta dijo...

estás completamente enamorada de él *__*

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