viernes, 8 de abril de 2011

Raíces

Te fuiste de estas tardes, largo invierno sin final, sin nubes negras, sin espinas que guardar. Me quedó el escombro de tu olor, se le olvidó a la(s) venas sangrando, sin los días que van desembarcando. Sin pedir explicación descosí mi pasión desescombro el eco de mi voz. Descubrir formas diferentes de vivir, encontrar calles nuevas para patear. Decidí hoy partir, son las manos, pasas delante de mi casa sin dedicar ni una mirada a las pareces que esconden tus recuerdos. Recuerdos que quedaba(n) entre tú y yo. Doy la vuelta a esta loca canción... Deja a un lado cicatrices de un borracho. Soy el violinista en el tejado, con un pie en el otro mundo si doy un paso en falso. Aunque no siento más dolor, la piel que se endureció tras espinas de cristal. Entre los minutos la madrugada va a llegar: el barco pirata ya se acerca. Ajustados pantalones e ilusiones en mi bolsa van, el viaje comienza, otro día, otra ciudad espera. Prisas, risas, ahogan el ritmo a la canción, yo le pondré las notas de un flechazo. Queda noche por beber, mucho ruido por hacer, ¡arde el viernes! Faltan bares que cerrar, quedan historias que inventar, arde el guión alquilando tu culebrón. Tantos cuentos que te oímos contar, con tanto misterio para ocultar esta cara que trepaba, sintiendo sombras de calles olvidadas. Entre sus ojos gotas de dolor. No puede encontrar una buena opción de vivir, de morir...

¡NO! Rendirse no es ninguna opción que queda dentro de este corazón.



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