lunes, 17 de septiembre de 2012 0 notas musicales

Se me va.

Se me va.

Se me va la niña de mis paseos. Mi fiel confidente. La alegría de mi día a día. Mi cabecita loca. Mi chica cerveza. Mi niña de series y películas nocturnas. La del Singstar.
Se me va la niña de mis noches en vela; las de fiesta; las de estar de tranquis. La niña Hielo. La que nunca nos decimos te quiero, pero nos queremos.

Se me va.
Se me va y quiero que se me vaya. Porque Salamanca está aquí al lado. Porque va a ser independiente. Porque va a ser feliz.
Se me va y me deja sin la manga derecha del abrigo, ¿Qué voy a hacer sin ti éste invierno?

Se me va.
Se me va mi compañera de fatigas. Mi chica que me abría los ojos sin juzgarme. Se me va mi fuente de cultura. ¿Quién me va a explicar que las premoniciones de futuro de Alfonso Ponce de León? ¿Con quién me voy a parar diez minutos delante de El Paso de la Laguna Estigia?
Se me va la chica que lleva a mi lado 5 años. Se me va mi "Eo, los repetidores". Mi Antonio Vega. Mi chica basta. ¿Con quién voy a hablar de groserías si no es contigo?

Se me va.
Se me va y yo no puedo evitar echarla ya de menos. Se me va y las tardes sin ella ya se me antojan difíciles.
Se me va y quiero que se vaya. Porque aunque siendo difícil la situación ella va a ser fuerte y va a poder con todo. Y todos.

Silvia es lo bonito, lo precioso, lo extraordinario, lo inimaginable.
Silvia es parte de la vida de muchos.
Silvia es mi vida entera.






¡Guárdame un sitio en tu habitación para cuando vaya a verte!
lunes, 3 de septiembre de 2012 0 notas musicales

El día que el amor volvió a NO importarme.



Quise olvidarme del sexo sin amor y buscar esos insectos alados que la gente dice que revolotean por ahí. No me esforcé en encontrar el amor, no lo busqué, mucho menos me olvidé del sexo.
Han vuelto a no importarme las noches en un sofá viendo una película apoyada en un hombro masculino. Los besos no los siento. Las manos de otros no las quiero. Las lenguas recorriendo lóbulos, tampoco. Ni una cama deshecha sólo porque toque la guitarra o la batería.

Ya no creo en nada. En nada, excepto en el Miedo.

Conozco, hablo, beso, me crezco. Empequeñezco, me escupen, me tiran, me pisan. Me levanto, ando, corro, te cojo. Te escojo.
Contra la pared, cara a cara. Cuello, ombligo, espalda, culo.
Huyo, caigo, sangro, rompo en mil pedazos. Me resbalo por las tuberías de mi habitación. El suelo.

Mi Miedo

Me da miedo querer acostarme y despertarme con la misma persona cada noche. Me da miedo hacer zumo y café para dos por las mañanas. Compartir armario. Me asusta comprar otro cepillo de dientes y dejarlo en otra casa. Que me pregunten que si he visto sus calcetines, o que si se los puse a lavar.

Me da pánico que me quieran, porque yo no soy capaz de querer. Pero si me llevas a ver a Marwan en directo prometo darte un beso en la cara igual que el de Klimt. Si me tocas las orejas nos volveremos Intocables.

 
martes, 29 de mayo de 2012 2 notas musicales

El día que el amor volvió a importarme.



Hace un año decidí dejar de creer. Me propuse no sentir y no buscar nada más allá que el placer en una noche de verano. Me prohibí regalar mi órgano vital para que jugasen otra vez con él, ya me cansé de ir a las tiendas en busca del pegamento más fuerte del mercado para recomponer todos los fragmentos en los que acostumbran a dejarlo –algún día alguien me explicará dónde está la diversión en tirar mi corazón al suelo y pisarlo-. No quería querer a nadie; no quería que me quisieran. 
 
Lo conseguí. Me volví fría y calculadora. Un poco puta. Busqué la diversión en quienes sabían divertirse, en quienes sabía que me iban a divertir y que podría hacer borrón y cuenta nueva. Sabía que no tendría que darles un beso en la boca al dejar resbalar las sábanas de su cama por mi cuerpo desnudo al alba si no me apetecía; un guiño de ojo y una sonrisa eran suficientes. Que me tocasen no provocaban en mi piel cualquier otra reacción física que no pudiese provocar incluso Eolo en sus días de enfado. Piel erizada por el calor de unas manos, pero ya no se me ponían los pelos de punta por amor.

Las camas empezaron a quedárseme grandes aunque mis pies sobresaliesen del colchón. Sus cuerpos no me daban ni siquiera calor; tampoco causaban en mí ningún tipo de emoción. No sentía nada. No sentía antes, no sentía durante y, mucho menos, sentía después. Sus brazos sobre mi cuerpo al dormir se me antojaban toneladas de acero, camisas de fuerza de las que, por más que hacía fuerza, era imposible escapar. 

Hace un tiempo decidí empezar a creer. Me propuse volver a sentir y no buscar nada más que no sea poder pasar una noche vestida y tumbada a su lado, con las manos entrelazas, rebeldes y juguetonas; dulces y cariñosas, disfrutando de aquello que sí lograba ponerme la piel como el cutis de un ave. 
Hace un tiempo decidí que dar un paseo por un parque podía ser el plan más maravilloso del mundo, alejada de camas, profilácticos y sudor. Decidí que ver una película con unos brazos que te rodean tampoco está tan mal. Me dio por afirmar que los besos son más bonitos cuando los labios queman porque las miradas arden.

Todo es más bonito si los dos laten juntos.
jueves, 5 de abril de 2012 0 notas musicales

Tal vez no sepa, pero sé.

Tal vez no le conozca. Tal vez no sepa nada de su vida, ni su fecha de nacimiento de memoria. No sé cuál es su color favorito, ni qué bebida alcohólica (aparte de la cerveza) le gusta. Tampoco sé a qué se dedicaba antes de conocerle. Tal vez no haya hablado muchas veces con él, ni visto más que encima del escenario. Tal vez no sepa por qué sabe hablar tantos idiomas, ni por qué se le da tan bien mover su cuerpo a ritmos caribeños. Tal vez no sepa desde cuando lleva metido en la música, ni qué sale de su reproductor cuando camina por la calle con los auriculares puestos.

Pero, os voy a decir lo que sí sé.

Sé que sus ojos son verdes. Sé que tiene unas manos bonitas y que con ellas crea melodías maravillosas. Sé que su voz es cuqui. Sé que es profesor de música. Sé que los miércoles tiene una Jam Session en el Soul Station. Sé que nunca he ido a verle. Sé que vive por las cuatro cuerdas. Sé que, tarde o temprano, se va a hacer famoso, y me hará a mi famosa por las fotos que le hago. Sé que es tímido. Sé que ha viajado por gran parte del mundo. Sé que ha compartido escenario con gente con clase. Sé que Blancanieves Boulevard es mejor porque está él. Sé que su forma de hablar es tan peculiar que cualquiera cae a sus pies. Sé que su voz es sexy. Sé que le gusta abrazar osos. Sé que tarde o temprano me va a llevar de viaje a Matalpino o Manzanares el Real ya que Cuba nos queda muy lejos. Sé que el día que vaya a verle tocar al Soul Station cantarán coros de ángeles y querubines, nos moveremos en cámara lenta, se abrirán los cielos y la gente nos aplaudirá y hará gestos de aprobación y guiños a lo película yankee hortera. Sé que es una persona fantástica. Sé que me fascina verle tocar. Sé que sus mensajitos siempre me hacen sonreír. Sé que conocerle ha sido una de las sorpresas más bonitas que el 2011 tenía guardadas para mí.

Sé que Fede Kiko Pérez Rumpler es mi Cuqui, por y para siempre.

domingo, 11 de marzo de 2012 0 notas musicales

... siempre vuelves.

Eres el mayor hijo de puta que he conocido en 19 años.

Yo quería que la próxima vez que escribiese, pudiera hacerlo de otra persona, de aquella que a día de hoy hace que me muera de ganas por morderle, o de aquél que me tuvo y medio tiene todavía… pero no, tenías que volver. Porque ese es el problema: siempre vuelves.
… y siempre vuelves por la puerta grande, haciendo que vuelva a postrarme ante ti y te llene de cumplidos y halagos. Esta vez no. Has conseguido que tenga ganas de entrelazar mis dedos alrededor de tu cuello, y apretar hasta que no puedas volver a usar tus cuerdas vocales.

Te has encargado de destrozar la imagen que tenía de ti después de año y medio. Sabía que ya no te tenía de la forma en que te tuve, y que eso jamás volvería pero, ¿esto? ¿En qué he quedado yo para ti? ¿Tan poco he pasado a importarte? ¿Por qué después de todo has decidido no guardar nada de aquél chico que me hizo ser feliz y, de repente, pasar a ser un chico totalmente nuevo y desconocido para mí?

… tan sólo esperaba un por qué de ti.
lunes, 23 de enero de 2012 0 notas musicales

Igual de guapo

Sigues igual de guapo que cuando te vi la primera vez. Tu cara de intento de malote no ha cambiado; esa imagen que quieres dar de duro no la consigues. A la legua sigo viendo lo buenazo que eres, aunque hagas cosas de nño pequeño para que pensemos que eres un cabrón.

Tus ojos siguen siendo los mismos ojos que me encantaban mirar. Los únicos ojos a los que era capaz de mirar sin apartar la vista; imagino que influye el hecho de que hables con ellos.
Tu sonrisa sigue siendo la misma sonrisa que te empeñas en no enseñar. No me canso de repetírtelo: tienes una sonrisa preciosa. Tímida, pequeña y reservada, pero verla dibujada en tu boca hace feliz a cualquiera.

Ese es tu fallo, y mi perdición. Tu sonrisa inexistente. Tu boca seria. ¿No te das cuenta de lo bonitos que se te ponen los ojos cuando sonríes? Y cuando lo haces... Ay... lo tonta que consigues que nos pongamos. Pero sigues con tu manía de hacerte el duro.

Tus poses, tu intento de actitud de tock and roll. Mi vida, jamás serás como ellos, nunca alcanzarás su nivel de vida; tú no eres un chulo putas, y tu única droga son los porros y la música. Déjate de gafas de sol y sigue haciéndolo como lo haces.
Intentas aparentar lo que no eres y llevar una vida que no te corresponde. Querido, lo tuyo son los taburetes y los sombreros.

¿Sabes lo que siempre me ha gustado de ti? A parte de tu sonrisa esporádica, claro. Tus brazos. Tus brazos rodeándome, apretándome contra ti. De medio minuto hacías tres. Y mis manos metidas en tu bolsillo trasero jugaban al gato y al ratón. Echo de menos ese beso, donde la barra del bar separaba nuestros cuerpos, pero no nuestros labios.

Sigues igual de guao que aquella vez que viniste a dormir a mi casa.
lunes, 16 de enero de 2012 0 notas musicales

Como sangre en el mar

Creía haberte olvidado y haber asumido que nuestros labios no se encontrarían más, pero me equivocaba. Llevaba un mes sin pensar en ti, evitando todo lo que tuviese que ver contigo. No escuchaba las pistas y, joder, me prometí que eso nunca iba a pasar, que jamás dejaría de lado lo que ha sido mi punto de apoyo. Y lo hice. Hoy he vuelto. Eso que haces ha fluido por mi habitación, empapándome de ti hasta calarme los huesos  y me ha vuelto a romper por dentro, mientras que, por otra parte, mi corazón se mantenía fuerte y relajado a la vez, se dejaba llevar por aquello que anhelaba y añoraba tanto.

Un calor me ha invadido, me ha abrazado y arropado mientras que una bocanada de viento gélido se encargaba de colarse por cada poro de mi piel. Qué hijo de puta, lo ha conseguido el muy cabrón.

Y sí. Sí, sí, sí. Todavía te quiero. Me recomiendan que no lo diga muy alto, que puede dolerme después pero, joder, ¡es que te quiero! Te quiero después de un año queriéndote. Te quiero querer. Me gusta quererte aunque por tu parte quede cariño.
Sí, también concibo mi vida sin ti, porque lo tengo tatuado en el órgano vital con tinta negra y sombras moradas: “tú y él no vais a estar juntos”. Pero, oye, por lo que pueda pasar, me han dicho que ahora hacen un trabajo maravilloso con el láser.
Te quiero abrazar, temblar a tu lado, sonreírte; que tu no me sonrías, te pongas seriote, así, como tú sólo sabes, me mires a los ojos y me lo cuentes todo, como antaño. Quiero que nuestros labios se posen sobre el mismo filtro, y mis gafas sobre tu nariz. Que me abraces tú y me digas que te parezco increíble. Que me des las gracias por todo cuando no hago nada.
Te quiero a ti, y esto es así, y así va a seguir, porque eres el único que ha conseguido tenerme enamorada más de un año.

Como quiero quererte, te digo que te quiero.
 
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