lunes, 16 de enero de 2012

Como sangre en el mar

Creía haberte olvidado y haber asumido que nuestros labios no se encontrarían más, pero me equivocaba. Llevaba un mes sin pensar en ti, evitando todo lo que tuviese que ver contigo. No escuchaba las pistas y, joder, me prometí que eso nunca iba a pasar, que jamás dejaría de lado lo que ha sido mi punto de apoyo. Y lo hice. Hoy he vuelto. Eso que haces ha fluido por mi habitación, empapándome de ti hasta calarme los huesos  y me ha vuelto a romper por dentro, mientras que, por otra parte, mi corazón se mantenía fuerte y relajado a la vez, se dejaba llevar por aquello que anhelaba y añoraba tanto.

Un calor me ha invadido, me ha abrazado y arropado mientras que una bocanada de viento gélido se encargaba de colarse por cada poro de mi piel. Qué hijo de puta, lo ha conseguido el muy cabrón.

Y sí. Sí, sí, sí. Todavía te quiero. Me recomiendan que no lo diga muy alto, que puede dolerme después pero, joder, ¡es que te quiero! Te quiero después de un año queriéndote. Te quiero querer. Me gusta quererte aunque por tu parte quede cariño.
Sí, también concibo mi vida sin ti, porque lo tengo tatuado en el órgano vital con tinta negra y sombras moradas: “tú y él no vais a estar juntos”. Pero, oye, por lo que pueda pasar, me han dicho que ahora hacen un trabajo maravilloso con el láser.
Te quiero abrazar, temblar a tu lado, sonreírte; que tu no me sonrías, te pongas seriote, así, como tú sólo sabes, me mires a los ojos y me lo cuentes todo, como antaño. Quiero que nuestros labios se posen sobre el mismo filtro, y mis gafas sobre tu nariz. Que me abraces tú y me digas que te parezco increíble. Que me des las gracias por todo cuando no hago nada.
Te quiero a ti, y esto es así, y así va a seguir, porque eres el único que ha conseguido tenerme enamorada más de un año.

Como quiero quererte, te digo que te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
;