lunes, 3 de septiembre de 2012

El día que el amor volvió a NO importarme.



Quise olvidarme del sexo sin amor y buscar esos insectos alados que la gente dice que revolotean por ahí. No me esforcé en encontrar el amor, no lo busqué, mucho menos me olvidé del sexo.
Han vuelto a no importarme las noches en un sofá viendo una película apoyada en un hombro masculino. Los besos no los siento. Las manos de otros no las quiero. Las lenguas recorriendo lóbulos, tampoco. Ni una cama deshecha sólo porque toque la guitarra o la batería.

Ya no creo en nada. En nada, excepto en el Miedo.

Conozco, hablo, beso, me crezco. Empequeñezco, me escupen, me tiran, me pisan. Me levanto, ando, corro, te cojo. Te escojo.
Contra la pared, cara a cara. Cuello, ombligo, espalda, culo.
Huyo, caigo, sangro, rompo en mil pedazos. Me resbalo por las tuberías de mi habitación. El suelo.

Mi Miedo

Me da miedo querer acostarme y despertarme con la misma persona cada noche. Me da miedo hacer zumo y café para dos por las mañanas. Compartir armario. Me asusta comprar otro cepillo de dientes y dejarlo en otra casa. Que me pregunten que si he visto sus calcetines, o que si se los puse a lavar.

Me da pánico que me quieran, porque yo no soy capaz de querer. Pero si me llevas a ver a Marwan en directo prometo darte un beso en la cara igual que el de Klimt. Si me tocas las orejas nos volveremos Intocables.

 

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