sábado, 20 de abril de 2013

Bebiendo los mares por ti.



No lo creía posible. Volver a querer a alguien de la forma más fuerte que el corazón puede soportar. Sí, soportar, porque querer es sinónimo de sufrir.

Y sufro, te sufro y me sufro por sufrirte tanto.

Sufro por no ver tu sonrisa siempre que quiero.
Sufro porque no puedo ir a buscarte a tu casa cuando me apetezca verte.
Sufro porque no te puedo robar ese beso rápido que tanto me gusta dar.
Sufro por no tener besos largos.
Sufro viéndote con otras.
Sufro al imaginarte posando tu brazo en unos hombros que no son los míos.
Sufro al creerte infeliz.
Sufro al no poder quedarme en tu pecho, con el sube-y-baja de tu respiración.
Sufro porque te quiero pegado a mi cadera las 24 horas del día.
Sufro cuando no veo tus ojos.
Sufro recordando esa media sonrisa que siempre pones.
Sufro echándote de menos por las mañanas, cuando no es tu cara lo primero que veo.
Sufro por quererte.
Te quiero por sufrir.

 
Me prometí que no dejaría que esto pasase y, mírame ahora, que voy por las calles de Madrid bebiéndome los mares por ti.


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