lunes, 31 de enero de 2011

¡Menudo asco!

No puedes hacerme esto. No me quiero dejar controlar por ti.
¿Sabes? Me has cambiado. Joder, me has hecho absolutamente dependiente de ti, sin quererlo o sin querer. O sin querer pero queriendo. O queriendo sin querer. No lo sé, no lo sé. Sólo (si, con tilde, desafiando a la RAE) sé que has conseguido colgarme hasta el final. Y que yo no era así antes, coño. Que a mi me costaba mucho sentir algo por alguien y una bonita noche llegas tu y ¡plin!, me idiotizas.

Y yo no quiero quererte, de verdad. O si, tal vez si quiera quererte, pero sólo si me quieres a mi como yo te puedo llegar a querer, que es mucho, por si quieres saberlo.

Es que, no puedo creer que me descoloques de esa manera con una sóla palabra. Me tienes comiendo de tu mano, y lo sabes. Sabes que se me dibuja una sonrisa en la cara cuando me hablas; cuando me enseñas a hacerlo bien; cuando me cuentas todas esas cosas estupendas que te están pasando; cuando dudas y me preguntas; cuando me dices que flipas con lo que hago (que no es nada comparado con lo que haces tu). Sonrío si te veo sonreir.

Y quiero verte sonreir más veces, pero bueno, para eso queda un tiempo.


Bonito

1 comentario:

Natalia dijo...

¿Amor?

No escarmentaremos nunca, ojalá pudieramos controlar hasta que punto queremos engancharnos a alguien ¿verdad?

Miauuu!

Publicar un comentario

 
;