Los poetas casi siempre describen el amor como un sentimiento que escapa a nuestro control, que vence a la lógica y al sentido común. En mi caso, fue exactamente así. No esperaba enamorarme de ti y dudo mucho de que tú tuvieras previsto enamorarte de mí. Pero cuando nos conocimos ninguno de los dos pudo evitarlo. Nos enamoramos a pesar de nuestras diferencias y, al hacerlo, creamos un sentimiento singular y maravilloso. Para mí, fue un amor que sólo puede existir una vez, y por eso cada minuto que pasamos juntos ha quedado grabado en mi memoria. Nunca olvidaré un solo instante de nuestra relación. De momento, me quedo con imaginar cada minuto que nos queda juntos.
Mientras contemplaba la puesta del Sol, pensé en ese breve, fugaz instante, en el que el día se convierte en noche.
Me dije entonces que la oscuridad es sólo una ilusión, porque el Sol está siempre encima o debajo del horizonte. Eso significa que la noche y el día están vinculados como pocas otras cosas; no puede existir el uno sin el otro, y sin embargo, tampoco pueden coexistir. ¿Cómo estar siempre juntos, y al mismo tiempo separados?
El Teatro
Federico García Lorca de Getafe acogerá desde el día 10 de Noviembre al 15 de
Diciembre el Agustico Fest, festival donde tocarán grupos con renombre en España
como son Sidonie, Niños Mutantes, Zahara y Shuarma. Cada noche contarán a su
vez con artistas menos conocidos por la sociedad, pero no por ello de menor
calidad.
El Sábado 10, Agustico abrió sus puertas por todo lo alto.
El grupo catalán Sidonie, con más de 15 años en carretera y 6 discos de larga
duración en el mercado, deleitaron al público madrileño con un show acústico
con el que irán girando por toda España.

La banda completa llenó el escenario para sorprender a quienes ocupaban las butacas con algo que nunca se había visto en España y que ha creado el propio cantante. La Zarzuela Pop. Isaac, acariciando las teclas de un piano plateado; Iñigo Iribarne a los platos y las baquetas. A las cuatro cuerdas y con una energía sobrehumana, David. Las tablas del teatro terminaban de llenarse con la potente voz de Laura. Y aquí empezó lo bueno. Se propuso al público participar, sacar a la luz aquella voz que a nadie le importa enseñar a las gotas de agua que caen en nuestra ducha mientras nos enjabonamos el pelo y poco a poco el teatro pasó a convertirse en la mismísima ópera de París mientras artista y público coreaban el estribillo que da nombre a la canción que da título al primer disco del grupo, “Sólo puedo ir a peor”.
El espectáculo retomó su línea más suave con “Nuestra Odisea”, ya sin la presencia de Laura ni de Marino. Le siguió la canción más rockera y canalla del grupo “Prepárate”. El público ya estaba en el bolsillo de los chicos que, con tan sólo anunciar el nombre de la canción el patio de butacas estalló en carcajadas. El show continuó con “Por fin”, single del primer disco de ReNé.
Para culminar la actuación interpretaron “Yo no era para ti”, canción donde el público coreaba, bailaba en sus asientos y se dejaban las palmas de las manos coloradas de tanto aplaudir.
Lo lograron, los chicos hicieron lo que mejor saben hacer y el público lo agradeció como se debe. Los artistas entusiasmados se despidieron del que fue su público durante cuarenta y cinco minutos para dejar paso al plato fuerte de la noche.
El telón del
teatro se bajó mientras el equipo terminaba de poner a punto la increíble
puesta en escena de Sidonie. Cuatro taburetes, tres pies de micrófono adornados
por una enredadera trepando por ellos simulando un bosque, haciendo referencia
al single del sexto disco del grupo catalán titulado “El Fluido García”. Y
también estaba el Señor García, acompañando a los muñecos en cada actuación.
El telón subió, y ahí
estaba él. Marc Ros sentado sólo, guitarra en mano dejando escapar los sonidos
de "Giraluna", preciosa canción que pone fin al disco “Costa Azul” interpretada
con mimo. Voz y guitarra, sin los sonidos del Hammond a los que nos tienen
acostumbrados. Siguió el concierto sin ningún componente más en el escenario.
“Nuestro baile del viernes” sonaba cuando Jesús Senra, Jes, hizo su aparición
para ponerle voz a ese “Quiero dar una vuelta más, sólo son las tres. Ahora soy
como el niño que se ríe al caer”. Los dos solos terminaron la canción
para dejar paso a “Alma de Goma”, tema de su último disco, interpretada ya con
la banda completa. Bajo un bombín y sentado a la derecha de Jes se escondía
Axel Pi y sus espectaculares gesticulaciones mientras dejaba fluir su inagotable
energía desde sus dedos hasta la punta de las baquetas. En el extremo opuesto,
vestido de forma impecable con un elegante negro absoluto, David T. Ginzo,
líder del grupo Tuya, dispuesto a encargarse de los sonidos más eléctricos de
la guitarra.
“Bajo un
cielo azul (de papel celofán)” dio pie a temas de sus anteriores discos,
comenzando por un fragmento de “Sylvia” perfectamente enlazado con “La Sombra”,
tema perteneciente al quinto disco “El incendio”. Continuaron con otro tema de su último disco,
“Tormenta de verano”, donde al presentarla Marc bromeó sobre distintas marcas de ginebras, afirmando
que esta canción siempre es interpretada Gyntonic en mano, cambiando el título
por “Tormenta de ginebra”. El público reía, disfrutaba y lo transmitieron estallando
en aplausos acompañando al grupo en la canción.
La energía y la buena onda fue in crescendo, tanto grupo como público aguantaban las ganas de levantarse. Jes hacía pequeños amagos, ya no sabía qué hacer con el bajo. Y estaba de suerte, porque a éste tema empapado en alcohol le precedió una canción del primer disco, donde Jes abrazó su sitar y deleitó al público con ese instrumento tan peculiar sentado sobre la alfombra en mitad del escenario, creando sonidos imposibles mientras Marc tomaba prestado el bajo.
La energía y la buena onda fue in crescendo, tanto grupo como público aguantaban las ganas de levantarse. Jes hacía pequeños amagos, ya no sabía qué hacer con el bajo. Y estaba de suerte, porque a éste tema empapado en alcohol le precedió una canción del primer disco, donde Jes abrazó su sitar y deleitó al público con ese instrumento tan peculiar sentado sobre la alfombra en mitad del escenario, creando sonidos imposibles mientras Marc tomaba prestado el bajo.
Tras este
momento tan espectacular el grupo arrancó con “Subterranean Homesick Blues”,
versión del impresionante Bob Dylan. Nada que envidiar. Ya no aguantaban más.
Saltaban en sus taburetes mientras la energía fluía más y más. Las aguas volvieron a su cauce
con “Un día más en la vida”, con la preciosa voz de David en los coros. El
grupo callaba, el público cantaba, se levantaban. Están dentro. Axel también lo está.
Subiéndose a su propia banqueta, salta sobre su batería y se lanza en un abrazo
a David. “Fascinado”.
Y
desaparecen. Ya no pueden estar más tiempo sentado. La banda se levanta
para interpretar “A mil años luz”. Bromeando sobre cuando Marc vio un ovni, Jes
y Axel se juntan y hacen una coreografía perfectamente sincronizada. “Vamos por
Getafe, se han reunido los… ¿alcaldes?” Así presentó Sidonie “El bosque”,
primer single de “El Fluido García”, una de las canciones más psicodélicas del
álbum que adquiere un color totalmente distinto al ser interpretada en formato
semiacústico.
Marc releva la voz en Jes, que nos deleitó con “Bang a gong (Get it on)” de los exitosos T-Rex.
El show continúa con “Kids”, con David al teclado llevando el ritmo de la canción. El grupo se va del escenario dejando al público con muchísimas ganas de más. Todavía no se han ido cuando ya corean los conocidos “Otra, otra, otra, otra”. No se hacen de rogar mucho y pronto vuelven a salir y aprovechan para presentar a la banda completa. Bromas incluidas sobre el físico de David; declaraciones de amor de Marc hacia Axel acompañadas por los violines vocales del resto del grupo. El público corea una y otra vez su nombre cuando un niño pequeñito se dirige directamente a ellos informando de que en una serie de dibujos animados uno de los personajes también se llama así. El niño también se ha metido al público en el bolsillo y al grupo, que ríe. Marc prosigue, poniéndose serio, anunciando que hace un tiempo le dejó una novia y que esa noche había ido a verle. El público estalla en un “Ooooh”, hasta que anuncia que esa persona es Jes. La gente ríe, aplaude, y Jes asegura que si no están juntos es porque Marc no quiere.
Marc releva la voz en Jes, que nos deleitó con “Bang a gong (Get it on)” de los exitosos T-Rex.

El show continúa con “Kids”, con David al teclado llevando el ritmo de la canción. El grupo se va del escenario dejando al público con muchísimas ganas de más. Todavía no se han ido cuando ya corean los conocidos “Otra, otra, otra, otra”. No se hacen de rogar mucho y pronto vuelven a salir y aprovechan para presentar a la banda completa. Bromas incluidas sobre el físico de David; declaraciones de amor de Marc hacia Axel acompañadas por los violines vocales del resto del grupo. El público corea una y otra vez su nombre cuando un niño pequeñito se dirige directamente a ellos informando de que en una serie de dibujos animados uno de los personajes también se llama así. El niño también se ha metido al público en el bolsillo y al grupo, que ríe. Marc prosigue, poniéndose serio, anunciando que hace un tiempo le dejó una novia y que esa noche había ido a verle. El público estalla en un “Ooooh”, hasta que anuncia que esa persona es Jes. La gente ríe, aplaude, y Jes asegura que si no están juntos es porque Marc no quiere.
El show
continúa con el tema de “Costa Azul” que da nombre al disco. La banda estalla con “El Incendio”,
donde Marc y Jes se suman a la batería de Axel, Jes golpeando el plato con el puño
cerrado y Marc subido en el bombo.
Con éste tema dan por culminada la función. Cuando todos creían que el concierto había terminado, los componentes, instrumentos acústicos en mano, bajaban del escenario y se fueron colando por los pasillos del teatro, entre las butacas. Y así terminaba lo que fue una noche maravillosa, con el grupo catalán interpretando a coro “All I have to do is dream” de Everly Brothers mientras el público en rigoroso silencio se dejaba envolver.
Con éste tema dan por culminada la función. Cuando todos creían que el concierto había terminado, los componentes, instrumentos acústicos en mano, bajaban del escenario y se fueron colando por los pasillos del teatro, entre las butacas. Y así terminaba lo que fue una noche maravillosa, con el grupo catalán interpretando a coro “All I have to do is dream” de Everly Brothers mientras el público en rigoroso silencio se dejaba envolver.
Entre
aplausos y vítores el grupo sube al escenario para hacer los saludos propios y
despedirse de su público con una foto para el recuerdo de lo que fue el primer
concierto del Agustico Fest.
Son bonitos. Lo hacen bonito. Son Sidonie.
Crónica y fotos: una servidora.
Álbum completo con todas las fotos del show Aquí
Son bonitos. Lo hacen bonito. Son Sidonie.
Crónica y fotos: una servidora.
Álbum completo con todas las fotos del show Aquí
Te creía olvidado.
Te creía alojado lejos del epicentro de mi órgano vital cuando "Tan, tan. Llaman a la puerta otra vez. ¡Ya va! ¿Quién es?" Por la mirilla se te ve a ti, con tus ojitos y tu sonrisa, con ese movimiento rápido de pierna que denota impaciencia, esperando a que te abra.
Pero no te voy a abrir. No te quiero volver a abrir. Mi casa tuvo jornada de puertas abiertas para ti durante más de Trescientos sesenta y cinco días y tu sólo quisiste entrar uno de ellos.
Pasó tiempo y la puerta siguió abierta para ti, pero preferiste curzar otra. No te culpo. Los días pasaban y cada vez entraba más corriente por la puerta. Logré cerrarla el día que asumí que ya no volverías, que no ibas a ser mío nuna más. Te perdiste, y te di por perdido cuando nos vimos y no nos dimos ni dos besos. Así hemos sido siempre de maduros tú y yo.
Pero ella te cerró su puerta en la cara, y has a vuelto a mí como un perro corre detrás de su amo. No debiste. Me conoces y sabes que por ti iría hasta Nepal si me lo pidieses. No debiste tocar la puerta si sabes mejor que yo que no vas a entrar otra vez, aunque te gusten mis ojos.
Hola, la puerta está abierta. Te espero ahí, en el rincón donde despertaste aquella mañana.
Te creía alojado lejos del epicentro de mi órgano vital cuando "Tan, tan. Llaman a la puerta otra vez. ¡Ya va! ¿Quién es?" Por la mirilla se te ve a ti, con tus ojitos y tu sonrisa, con ese movimiento rápido de pierna que denota impaciencia, esperando a que te abra.
Pero no te voy a abrir. No te quiero volver a abrir. Mi casa tuvo jornada de puertas abiertas para ti durante más de Trescientos sesenta y cinco días y tu sólo quisiste entrar uno de ellos.
Pasó tiempo y la puerta siguió abierta para ti, pero preferiste curzar otra. No te culpo. Los días pasaban y cada vez entraba más corriente por la puerta. Logré cerrarla el día que asumí que ya no volverías, que no ibas a ser mío nuna más. Te perdiste, y te di por perdido cuando nos vimos y no nos dimos ni dos besos. Así hemos sido siempre de maduros tú y yo.
Pero ella te cerró su puerta en la cara, y has a vuelto a mí como un perro corre detrás de su amo. No debiste. Me conoces y sabes que por ti iría hasta Nepal si me lo pidieses. No debiste tocar la puerta si sabes mejor que yo que no vas a entrar otra vez, aunque te gusten mis ojos.
Hola, la puerta está abierta. Te espero ahí, en el rincón donde despertaste aquella mañana.
Se me va la niña de mis paseos. Mi fiel confidente. La alegría de mi día a día. Mi cabecita loca. Mi chica cerveza. Mi niña de series y películas nocturnas. La del Singstar.
Se me va la niña de mis noches en vela; las de fiesta; las de estar de tranquis. La niña Hielo. La que nunca nos decimos te quiero, pero nos queremos.
Se me va.
Se me va y quiero que se me vaya. Porque Salamanca está aquí al lado. Porque va a ser independiente. Porque va a ser feliz.
Se me va y me deja sin la manga derecha del abrigo, ¿Qué voy a hacer sin ti éste invierno?
Se me va.
Se me va mi compañera de fatigas. Mi chica que me abría los ojos sin juzgarme. Se me va mi fuente de cultura. ¿Quién me va a explicar que las premoniciones de futuro de Alfonso Ponce de León? ¿Con quién me voy a parar diez minutos delante de El Paso de la Laguna Estigia?
Se me va la chica que lleva a mi lado 5 años. Se me va mi "Eo, los repetidores". Mi Antonio Vega. Mi chica basta. ¿Con quién voy a hablar de groserías si no es contigo?
Se me va.
Se me va y yo no puedo evitar echarla ya de menos. Se me va y las tardes sin ella ya se me antojan difíciles.
Se me va y quiero que se vaya. Porque aunque siendo difícil la situación ella va a ser fuerte y va a poder con todo. Y todos.
Silvia es lo bonito, lo precioso, lo extraordinario, lo inimaginable.
Silvia es parte de la vida de muchos.
Silvia es mi vida entera.
¡Guárdame un sitio en tu habitación para cuando vaya a verte!
Quise olvidarme del sexo sin amor y buscar esos insectos
alados que la gente dice que revolotean por ahí. No me esforcé en encontrar el
amor, no lo busqué, mucho menos me olvidé del sexo.
Han vuelto a no importarme las noches en un sofá viendo una
película apoyada en un hombro masculino. Los besos no los siento. Las manos de
otros no las quiero. Las lenguas recorriendo lóbulos, tampoco. Ni una cama
deshecha sólo porque toque la guitarra o la batería.
Ya no creo en nada. En nada, excepto en el Miedo.
Conozco, hablo, beso, me crezco. Empequeñezco, me escupen,
me tiran, me pisan. Me levanto, ando, corro, te cojo. Te escojo.
Contra la pared, cara a cara. Cuello, ombligo, espalda, culo.
Huyo, caigo, sangro, rompo en mil pedazos. Me resbalo por las tuberías de mi habitación. El suelo.
Contra la pared, cara a cara. Cuello, ombligo, espalda, culo.
Huyo, caigo, sangro, rompo en mil pedazos. Me resbalo por las tuberías de mi habitación. El suelo.
Mi Miedo.
Me da miedo querer acostarme y despertarme con la misma persona
cada noche. Me da miedo hacer zumo y café para dos por las mañanas. Compartir
armario. Me asusta comprar otro cepillo de dientes y dejarlo en otra casa. Que
me pregunten que si he visto sus calcetines, o que si se los puse a lavar.
Me da pánico que me quieran, porque yo no soy capaz de querer. Pero si me llevas a ver a Marwan en directo prometo darte un beso en la cara igual que el de Klimt. Si me tocas las orejas nos volveremos Intocables.
Me da pánico que me quieran, porque yo no soy capaz de querer. Pero si me llevas a ver a Marwan en directo prometo darte un beso en la cara igual que el de Klimt. Si me tocas las orejas nos volveremos Intocables.
Hace un año decidí dejar de creer. Me propuse no sentir y no
buscar nada más allá que el placer en una noche de verano. Me prohibí regalar
mi órgano vital para que jugasen otra vez con él, ya me cansé de ir a las
tiendas en busca del pegamento más fuerte del mercado para recomponer todos los
fragmentos en los que acostumbran a dejarlo –algún día alguien me explicará
dónde está la diversión en tirar mi corazón al suelo y pisarlo-. No quería
querer a nadie; no quería que me quisieran.
Lo conseguí. Me volví fría y calculadora. Un poco puta.
Busqué la diversión en quienes sabían divertirse, en quienes sabía que me iban
a divertir y que podría hacer borrón y cuenta nueva. Sabía que no tendría que
darles un beso en la boca al dejar resbalar las sábanas de su cama por mi
cuerpo desnudo al alba si no me apetecía; un guiño de ojo y una sonrisa eran
suficientes. Que me tocasen no provocaban en mi piel cualquier otra reacción
física que no pudiese provocar incluso Eolo en sus días de enfado. Piel erizada
por el calor de unas manos, pero ya no se me ponían los pelos de punta por
amor.
Las camas empezaron a quedárseme grandes aunque mis pies
sobresaliesen del colchón. Sus cuerpos no me daban ni siquiera calor; tampoco
causaban en mí ningún tipo de emoción. No sentía nada. No sentía antes, no
sentía durante y, mucho menos, sentía después. Sus brazos sobre mi cuerpo al
dormir se me antojaban toneladas de acero, camisas de fuerza de las que, por
más que hacía fuerza, era imposible escapar.
Hace un tiempo decidí empezar a creer. Me propuse volver a
sentir y no buscar nada más que no sea poder pasar una noche vestida y tumbada
a su lado, con las manos entrelazas, rebeldes y juguetonas; dulces y cariñosas,
disfrutando de aquello que sí lograba ponerme la piel como el cutis de un ave.
Hace un tiempo decidí que dar un paseo por un parque podía
ser el plan más maravilloso del mundo, alejada de camas, profilácticos y sudor.
Decidí que ver una película con unos brazos que te rodean tampoco está tan mal.
Me dio por afirmar que los besos son más bonitos cuando los labios queman
porque las miradas arden.
Todo es más bonito si los dos laten juntos.
Tal vez no le conozca. Tal vez no sepa nada de su vida, ni su fecha de nacimiento de memoria. No sé cuál es su color favorito, ni qué bebida alcohólica (aparte de la cerveza) le gusta. Tampoco sé a qué se dedicaba antes de conocerle. Tal vez no haya hablado muchas veces con él, ni visto más que encima del escenario. Tal vez no sepa por qué sabe hablar tantos idiomas, ni por qué se le da tan bien mover su cuerpo a ritmos caribeños. Tal vez no sepa desde cuando lleva metido en la música, ni qué sale de su reproductor cuando camina por la calle con los auriculares puestos.
Pero, os voy a decir lo que sí sé.
Sé que sus ojos son verdes. Sé que tiene unas manos bonitas y que con ellas crea melodías maravillosas. Sé que su voz es cuqui. Sé que es profesor de música. Sé que los miércoles tiene una Jam Session en el Soul Station. Sé que nunca he ido a verle. Sé que vive por las cuatro cuerdas. Sé que, tarde o temprano, se va a hacer famoso, y me hará a mi famosa por las fotos que le hago. Sé que es tímido. Sé que ha viajado por gran parte del mundo. Sé que ha compartido escenario con gente con clase. Sé que Blancanieves Boulevard es mejor porque está él. Sé que su forma de hablar es tan peculiar que cualquiera cae a sus pies. Sé que su voz es sexy. Sé que le gusta abrazar osos. Sé que tarde o temprano me va a llevar de viaje a Matalpino o Manzanares el Real ya que Cuba nos queda muy lejos. Sé que el día que vaya a verle tocar al Soul Station cantarán coros de ángeles y querubines, nos moveremos en cámara lenta, se abrirán los cielos y la gente nos aplaudirá y hará gestos de aprobación y guiños a lo película yankee hortera. Sé que es una persona fantástica. Sé que me fascina verle tocar. Sé que sus mensajitos siempre me hacen sonreír. Sé que conocerle ha sido una de las sorpresas más bonitas que el 2011 tenía guardadas para mí.
Sé que Fede Kiko Pérez Rumpler es mi Cuqui, por y para siempre.
Pero, os voy a decir lo que sí sé.
Sé que sus ojos son verdes. Sé que tiene unas manos bonitas y que con ellas crea melodías maravillosas. Sé que su voz es cuqui. Sé que es profesor de música. Sé que los miércoles tiene una Jam Session en el Soul Station. Sé que nunca he ido a verle. Sé que vive por las cuatro cuerdas. Sé que, tarde o temprano, se va a hacer famoso, y me hará a mi famosa por las fotos que le hago. Sé que es tímido. Sé que ha viajado por gran parte del mundo. Sé que ha compartido escenario con gente con clase. Sé que Blancanieves Boulevard es mejor porque está él. Sé que su forma de hablar es tan peculiar que cualquiera cae a sus pies. Sé que su voz es sexy. Sé que le gusta abrazar osos. Sé que tarde o temprano me va a llevar de viaje a Matalpino o Manzanares el Real ya que Cuba nos queda muy lejos. Sé que el día que vaya a verle tocar al Soul Station cantarán coros de ángeles y querubines, nos moveremos en cámara lenta, se abrirán los cielos y la gente nos aplaudirá y hará gestos de aprobación y guiños a lo película yankee hortera. Sé que es una persona fantástica. Sé que me fascina verle tocar. Sé que sus mensajitos siempre me hacen sonreír. Sé que conocerle ha sido una de las sorpresas más bonitas que el 2011 tenía guardadas para mí.
Sé que Fede Kiko Pérez Rumpler es mi Cuqui, por y para siempre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)