lunes, 7 de febrero de 2011

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Sigo con la idea de querer matarte a besos, y de verdad que lo siento, ¿eh?. Porque es una putada (y de las grandes) para los dos. No sé si más para mí, ya que soy la que realmente lo sufre, o para tí, que eres absolutamente consciente de todo aunque no digas nada al respecto y tienes que soportar nuestras conversaciones casi diarias. Bueno, esto va por épocas. Hay semanas en las que cada día tengo abierta una pestañita con tu nombre en Facebook y otras semanas en las que, como mucho, tengo una notificación que me informa sobre tu gusto musical hacia un vídeo que he colgado. Si, éstas son las cosas que me descolocan por completo.

¿Te has dado cuenta de que siempre intento darte conversación? Me derrito cuando eres tú el que lo haces. Lo siento, no puedo evitarlo. No sabes la carita que se me pone cuando, tras hablarte para preguntarte algo concreto, sin ninguna intención de continuar con la conversación para no agobiarte, tu empiezas a contarme tu día, tus avances, tus viajes, las cosas que te molestan... todo.

¿Y sabes también algo que me gusta? Que me llames por mi nombre, pero con un diminutivo añadido. Mucha gente me llama así, es verdad, no es nada nuevo, pero eres el único del que no me molesta recibirlo. Aunque me sienta pequeña (más de lo que soy y eso me asuste), te noto cerca. ¡Cuán tonta puede llagarse una a volver!

Me gusta cuando me hablas y tus palabras son atropelladas, sin tenerte delante puedo ver perfectamente tu perfecta cara, sonriendo y emocionado porque lo que te acaban de decir es un paso de gigante en tu vida. No sé si esto se debe a que te conozco mucho más de lo que creía o porque eres demasiado transparente. Sigue gustándome sentir tu alegría sin necesidad de que me digas lo feliz que te ha hecho determinado suceso del día.

¡No puedo evitarlo! No puedo evitar sonreir cuando dices que soy muy madura para mi edad, que contínuamente recalques que tan sólo tengo 18 (casi 19) palillos pero que, pese a eso, sepa ya mucho de determinados temas. Sonrío cuando tú te ríes cada vez que te digo que tengo que apagar porque mami y papi se enfadan y tú sigas diciendo que todavía soy una enana.

Conclusión nº 1: la misma de la entrada del día 21.Enero.2011. Me tienes pillada y sigo sin querer estarlo.

Debería dejarlo aquí, después de una conclusión no hay más que añadir y, además, ya he escrito suficiente sobre tí hoy, pero no quiero/puedo. Nunca es suficiente. Me gusta castigarme con los recuerdos (imposibles de olvidar) de las noches, de las conversaciones y momentos.

¡Echo de menos tu abrazo esporádico! Tus brazos rodeándome, aunque sólo fuese una décima de segundo, es uno de los mejores momentos que tengo contigo. En ese momento no hubo nadie más para mí, sólo tu y yo, y tus brazos pegados a mi espalda; los míos, a tu cintura. Y tu brillo en los ojos.

¡Quiero volver a resguardarme del frío en ti! Tirarme en cualquier parte a tu lado, esperando alguna cosa, el qué no importa, sólo me importa que el que esté a mi lado seas tú.

Conclusión nº 2: te echo de menos a morir.

Conclusión nº 3 y última: te pienso olvidar, aunque no lo haces fácil.

1 comentario:

Unknown dijo...

uii... ¿Quién es el susodicho del que ud. habla..? ¿Alguien conocido?
Ais... pues mira, mis planes son los siguientes, el jueves voy a darlo todo por Zaragoza en compañía de los muñecos ¡Qué ganas que tengo de verles! Y el viernes por la tarde llegaré a Madrid y... allí me quedaré hasta el domingo por la mañana que vuelvo a Palencia. Planes para las noches de viernes y sábado aún sin determinar, jajaja.

(Y el fb siempre lo tengo abierto... nunca se sabe quien podría aparecer por ahí con una lucecita verde. Aunq anoche no hubo mucho trajín, de hecho me cundió la noche y el examen está aprobado, jajaja, me siento satisfecha :P)

Muáa Muáa

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