miércoles, 28 de septiembre de 2011

Corazón alegre, contento... vacío

Tu cuerpo lo siente, nota lo que se está respirando, y te vas haciendo cada vez más y más pequeñita. Empiezas a volverte un poco translucida, hasta convertirte en transparente. Has dejado de estar ahí durante cuarenta y cinco segundos, el tiempo que ha durado Eso. Al terminar, has vuelto a tu opacidad, pero tu coraza se ha quebrado. Existen millones y millones de grietas que dejan ver tu pum pum (yo lo quiero ver contento) que, encima, el muy cabrón no deja de golpear fuertemente contra tu tórax intentando escapar de su jaula e irse a otro lugar más amplio y vacío de gente para poder explotar sin molestar. Y golpea, y daña, y araña, y sufre, grita, gime, solloza.

Escapa.

Ya no tienes nada, y tu 1'71 de altura se ha convertido en 5 mm. Pequeña, enana... invisible. Y frágil, sobre todo, frágil. Hasta el hecho de que un humano arranque una flor te hace daño.

Ya no hay marcha atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
;