sábado, 25 de junio de 2011

Su música, puta pasión.

La primera vez que lo escuché mis oidos iban asimilándolo todo, nota por nota. No importaba si desafinaba o no: había notas musicales, había ritmo y armonías, y todo eso empezaba a dar vueltas en mi cabeza. Era algo muy parecido a una droga. De hecho, era una droga mucho más potente que el caballo: el caballo siempre lo puedes dejar, su música no.
Una nota llevó a la otra y nunca sabías que venía exactamente después, y tampoco quería. Era como caminar por una bellísima cuerda floja.

Y luego atendí a la letra... y decidí que intentar desintoxicarme de su música sería la peor decisión que haría en mi vida.

Y aquí estamos... sufriendo día a día el síndrome de abstinencia. Sin probar la droga desde el 18 de Marzo. Muriéndome por una dosis.
Joder, ¿hay alguien capaz de desengancharse de él?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
;